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2025/10/05

Descolonizando la mente descolonizaremos Nabarra

 

Descolonizando la mente descolonizaremos Nabarra

Iñigo Saldise Alda

Todo proceso de colonización da inicio tras la ocupación física de la tierra y la dominación del Pueblo que la habita, siempre llevadas a cabo de forma o manera ilegal por parte de un ejército invasor imperial, a lo que hay que sumar posteriormente la imposición ilegítima de sus Leyes, su política, su cultura y su lengua, las cuales son emanadas y promulgadas desde su metrópoli.

En el caso de las tierras de nuestro Estado de Nabarra y del Pueblo-Nación de Nabarra, los colonizadores son dos imperios, el español y el francés, contando ambos con la inestimable colaboración del Estado Pontificio de Roma o Vaticano.

Toda colonización de un Pueblo, de una Nación, encierra lo que podríamos llamar ciertos aspectos mentales que se encuadran claramente en el denominado Síndrome del Colonizado. El adoctrinamiento religioso, junto a la asimilación política, jurídica, social, económica e incluso cultural, son patrones comunes que se ven abocados todos los Pueblos colonizados, donde por supuesto, debemos incluir al Pueblo vasco(n) de esta parte de Europa, creador de la Nación nabarra. Así pues, Podemos afirmar sin ningún tipo de equívoco o duda, que la colonización se compone de dos aspectos primarios: la colonización física y la colonización mental.

Antes de la colonización imperial franco-española, el Pueblo vasco(n) era soberano y vivía en un Estado independiente, el cual, gracias a las Leyes de la Nación nabarra era libre. A través de la continuada colonización española y francesa, los nabarros se ven privados de su libertad y pasan a vivir en una situación de oprimidos, sojuzgados, sometidos y esclavizados.

Con el único y noble fin de ser liberado el Pueblo-Nación de Nabarra de la colonización, de la tiranía del Reino de España y de la República de Francia, imperios indudablemente opresores, es obligado aplicar el proceso inverso al realizado por la colonización. Es decir, se debe comenzar con la descolonización mental del Pueblo-Nación de Nabarra, para a su vez ir avanzando hacia la descolonización política del Estado de Nabarra.

Hay que comenzar teniendo claro que la colonización es siempre destructiva. Esta destrucción y maltrato se puede comprobar en la interiorización de algunos aspectos o caracterizas básicas y generales a cualquier Pueblo que sufre, o incluso ha sufrido en el pasado la colonización, que actualmente podemos encontrar en cualquier vasco(n), especialmente en los que residimos esta parte de Europa, y que debería ser nabarro. Estas son las siguientes:

1. Violencia interna y agresividad: La ira y la violencia dirigida hacia uno mismo, hacia la familia, la comunidad e incluso a las instituciones propias aún existentes es frecuente. Esto puede incluir a la violación, el asesinato, el asalto, el aberrante abuso sexual de los niños y niñas, el suicidio, la censura, el robo, la estafa, etc. La violencia irracional en la persona da como resultado hombres colonizados por culpa de las condiciones de opresión que la propia colonización impone a las personas sometidas. Es decir, la pérdida continuada de la identidad política y cultural es lo que supone finalmente la ruptura o fragmentación de la Nación. Principalmente esto es debido a las metodologías específicas utilizadas por la Nación o Naciones colonizadoras, a través de una imposición educativa concreta donde se oculta y manipula la verdadera historia de la Nación sojuzgada y esclavizada, mientras se ensalza la de dichos imperios opresores.

2. El individualismo - interés propio y/o partidista: Con la ruptura de la Nación, la fragmentación junto a la competencia individual y/o partidista dentro de la política impuesta desde los Estados imperialistas y colonialistas, ha venido a reemplazar al sentido de unidad y de comunidad que una vez fue la base de la sociedad oprimida, acentuándose la estigmación, la censura y los enfrentamientos dialécticos entre los miembros de la Nación sojuzgada y sometida.

3. Descuido de la cultura y de la lengua - la asimilación: Una táctica clave para que la colonización salga triunfadora, es retratar la cultura y la lengua del Pueblo-Nación sometida como algo negativo e irrelevante para la sociedad moderna actual. Una vez que esta creencia comienza a estar muy arraigada dentro de la persona sojuzgada, no le queda otro remedio que asimilar la cultura y lengua impositiva para ajustarse finalmente a la sociedad colonial.

4. Complejo de inferioridad - crisis de identidad: El objetivo de los colonialistas con respecto a las personas a las que someten, es hacerles creer que en su cultura y en su lengua hay poco o nada de aspectos positivos en ellas. La dominación física y mental ejercida desde los Imperios colonialistas, verifica la imagen negativa cultural de los Pueblos a los que subyuga, algo que también realizan sobre su historia. La supremacía militar de los colonizadores es la base de ciertas actitudes, plataformas o papeles fundamentales que sirven para el aparecimiento del complejo de inferioridad en los Pueblos que someten. Los miembros de esos Pueblos-Naciones comienzan a cuestionarse su auténtica identidad política, incluso perdiéndola totalmente, pasando a estar atrapados entre el concepto histórico de la actualidad y esa realidad histórica que les han inculcado desde los aparatos fácticos de los Estados colonizadores.

5. El abandono de la reclamación de territorios históricos: La colonización crea un sentimiento de dependencia a las instituciones impuestas, tanto en las ciudades existentes en colonias como de las propias de las metrópolis. Con el fin de beneficiarse de los programas coloniales, los partidos políticos dados de alta en los imperios colonizadores, abandonan las reivindicaciones territoriales propias y se ajustan a las divisiones comarcales, departamentales o provinciales impuestas por el colonialismo. El acto de la división y del aislamiento de los Pueblos esclavizados en las áreas marcadas desde las metrópolis, es una táctica para forzar a la gente de la periferia del territorio ocupado a la asimilación colonial, la cual incluso puede llegar a utilizarse como cabeza de lanza contra el resto del Pueblo-Nación sometida en caso de necesidad política imperial impositiva. Esto permite que los Estados colonialistas asuman la jurisdicción política sobre las tierras que fueron controlados una vez por las Pueblos-Naciones Libres.

Por el contrario, la descolonización es el acto de invertir totalmente el proceso de colonización. Por ello, se puede decir que la descolonización es lo opuesto a la colonización, por lo que sin ningún tipo de duda es altamente constructiva. Los siguientes métodos de la descolonización se dirigen a revertir los efectos destructivos del colonialismo que se han descrito más arriba y por ello son de gran interés para los vasco(ne)s de esta parte de Europa, es decir, para los nabarros:

1. Concienciación del problema: El aumento de la conciencia de la situación opresiva que viven en los Pueblos bajo yugo imperial, mediante la exposición a una descripción política más realista de la historia, junto a la identificación del enemigo o enemigos que crearon y mantiene dicha situación de dominación colonial, es un ejercicio primordial con vistas a alcanzar de nuevo la libertad. Una estrategia eficaz puede incluir la lucha con métodos apropiados tales como: la educación de uno mismo y servir como ejemplo para otros, la defensa soberana de los Derechos de los Pueblos-Naciones, junto al ejercicio geo-político de la defensa del territorio absoluto o pleno. Estas actividades suministran experiencias que inculcan un sentido de propósito Nacional, mediante la participación activa de las personas en las acciones que hacen una contribución positiva a su Pueblo-Nación y en última instancia, dan sentido político de sí mismo ante los colonizadores. Este proceso que podemos considerar de curación de la violencia irracional y de la agresividad colonial, es un mecanismo más se puede servir para identificar los sentimientos negativos que se conservan de la colonización y así, posteriormente lograr eliminarlos.

2. El obligado entendimiento de que un Pueblo y una Nación comparten la misma ascendencia: Durante las primeras etapas de la descolonización mental, la unidad y la convivencia juega un papel vital en el fortalecimiento de las unidades políticas nacionales. Una persona en proceso de curación del colonialismo que sufre, debe de ser consciente de la historia opresiva que le ha tocado vivir a su Pueblo, a su Nación. La actitud individualista introducida a través de los subsidios de la colonización, produce naturales inclinaciones en el sometido de cuidar de su Pueblo-Nación, apoyándose los unos a otros, facilitando la unidad. Así los intereses propios llegaran a deteriorarse totalmente, mientras que los importantes intereses Nacionales se convierten en un elemento clave, como una necesidad primordial en el proceso de descolonización.

3. La revitalización de un sentido de nacionalidad, junto a la apreciación de los conocimientos y formas de ascendencia propia: Las filosofías tradicionales de respeto y aprecio a la Tierra, a la vida, hacia los demás y hacia uno mismo, son las partes positivas de la cultura vasc(on)a que sobrevive hoy en la Nabarra colonial, los cuales debemos incentivar, junto a la comprensión de los aspectos negativos e incluso positivos de la actual sociedad colonial es de sustancial importancia. La enseñanza de los aspectos negativos de la colonización deben destacarse, mientras que los pocos aspectos positivos que haya deben utilizarse. Hay que reconocer que todas las personas vasc(on)as de esta parte de Europa han sido, son asimiladas en un grado u otro; nadie es inmune o está libre a la influencia de la colonia o la asimilación. Si bien esto sigue siendo cierto, también hay que admitir que la cultura vasc(on)a y las formas didácticas de la Nación nabarra no son estáticas. Si las personas vasc(on)as no se habían sometido a la influencia del colonialismo, no sería las mismas sociedades sociopolíticas y culturales exactas como las que existían en el momento del violento contacto militar inicial. Es en este punto donde la persona vasc(on)a tiene que aprender a existir dentro de un ambiente colonial, pero de una manera descolonizada.

4. Reconociendo la fuerza de la sociedad nabarra: Si bien las Naciones están sometidas a las exposiciones de las verdades de la historia, la persona se da cuenta de las falacias y mentiras vertidas desde los Estados colonialistas con respecto al Estado de Nabarra. La continua desinformación, ejecutada desde los poderes fácticos coloniales españoles y franceses, concretamente en lo referente a la historia, a la cultura, a la jurisprudencia y a la política de Nabarra, es primordial para el mantenimiento del actual Estado colonial. Ésto es importante para ampliar y acelerar el proceso de descolonización, poner a circular de forma más precisa y veraz las enumeraciones histórico-políticas de la sociedad nabarra. En primer lugar, la educación debe ser dirigida por la Nación nabarra y el enfoque no solo debe estar dirigido a la sociedad nabarra, sino también hacia personas de otros Pueblos, de otras Nacionalidades. Como los Pueblos colonizados han adquirido un claro complejo de inferioridad a través de las medidas opresivas imperialistas y colonizadoras, con el cual incluso se han acostumbrado a vivir, la reacción inicial puede ser para derrocar a sus opresores y hacerse con el control de las riendas políticas en unas instituciones coloniales impuestas en su territorio natural. La persona vasc(on)a tiene que entender que la actual sociedad y estructuración política colonial en la que vivimos es totalmente destructiva. Lo positivo pueden ser unos pocos aspectos o matices, que contienen los únicos componentes beneficiosos que pueden contribuir al proceso de descolonización, ya que recordemos que es imposible para una Nación colonizada, volver a la tradicional forma de vida, ya que su mentalidad, el medio ambiente y los avances tecnológicos han transformado drásticamente el paisaje. Sin embargo, la incorporación de los aspectos positivos de la modernidad de la sociedad, junto a ancestrales Leyes propias, contribuirán a la superación de los efectos de la inferioridad y de crisis de identidad política propia.

5. Correcta reclamación territorial: Esto incluye la reclamación de las fronteras políticas naturales del Estado de Nabarra a nivel internacional. A esto se le puede sumar simbólicas reivindicaciones personales, como la de ondear la bandera nacional de Nabarra en los diferentes rincones de nuestra correcta geografía política. También se puede realizar un incremento de las actividades políticas dentro del territorio nacional de Nabarra, como marchas a lugares emblemáticos, castillos, fortalezas, rendir homenaje a los héroes caídos en batallas históricas, etc., siempre teniendo como objetivo principal nuestra apropiada afirmación territorial y la eliminación de las fronteras coloniales impuestas en nuestro territorio.

Para concluir, decir que la colonización solo es constructiva para la sociedad de los Estados colonizadores y totalmente destructiva para la sociedad sometida o esclavizada. Por el contrario, la descolonización es plenamente constructiva para la sociedad sojuzgada, como la nabarra, ya que es la única vía política posible que tiene para recobrar la libertad. Ni que decir tiene, que la descolonización es absolutamente destructiva para la sociedad emanada de los Estados coloniales e imperialistas, como son el Reino de España y la República de Francia.

La libertad de expresión y su importancia

La libertad de expresión y su importancia

Iñigo Saldise Alda

"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión." Artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos, 1948.

El derecho a la libre expresión es uno de los más fundamentales, ya que es esencial a la lucha para el respeto y promoción de todos los derechos humanos. Sin la habilidad de opinar libremente, de denunciar injusticias y clamar cambios - el hombre está condenado a la opresión. Por estas mismas razones, el derecho a la libre expresión es uno de los más amenazados, tanto por gobiernos represores que quieren impedir cambios, como por personas individuales que quieren imponer su ideología o valores personales, callando los otros. La lucha por la libertad de expresión nos corresponde a todos, ya que es la lucha por la libertad de expresar nuestro propio individualismo. Respetar la libertad de los demás a decir cualquier cosa, por más ofensiva que la consideremos, es respetar nuestra propia libertad de palabra”. Derechos Human Rights

La libertad de expresión fue uno de los pilares de la guerra de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica y también de la Revolución francesa, sucesos históricos importantes de la historia mundial, ya que removieron las Cortes de los demás Estados occidentales. La libertad de expresión está reconocida como un Derecho fundamental del ser humano y de ella deriva la denominada libertad de imprenta o prensa. El Derecho a la libertad de expresión es especificado por la Jurisprudencia Internacional, como un medio necesario para la libre difusión de las ideas, pues así fue concebido durante el periodo histórico de la Ilustración. Para grandes filósofos como Montesquieu, Voltaire, Rousseau y Pach, la posibilidad del desacuerdo y la discordia, impulsa el avance de las artes y las ciencias, especialmente importante para una auténtica participación política.

La libertad de expresión siempre se ha visto coartada por aquellos sistemas totalitarios, imperialistas y colonizadores, porque el ejercicio de la misma puede llegar a suponerles el cambio de sistema político y/o colonial. El ejercicio absoluto de la libertad de expresión es indiscutiblemente beneficioso para el ser humano, ya que supone que cualquier individuo aprecie cuales ideas son verdaderas, falsas o relativas, siempre y cuando todo ser humano tenga el acceso a los medios y exponer sus ideas, pues de lo contrario, aquellos que posean más capacidad en los medios de comunicación, impondrán sus ideas y estas, pasaran a ser totalitarias o fascistas.

Incluso si alcanzáramos tener la absoluta certeza de la verdad en cualquier opinión, la existencia de opiniones discrepantes, contrarias o disidentes, tiene la capacidad de ponerla a prueba, manteniéndola viva, pues esa idea está fundamentada en una ponencia verdadera, pero a su vez evitando gracias a la libertad de expresión, que se convierta en dogma o credo.

Actualmente y debido a la continuada acción colonizadora llevada a cabo por parte de los Imperios de España y Francia, el ejercicio de la censura está firmemente asentado en la colonia de Nabarra. La falta de libertad de expresión que es incentivada desde las metrópolis de Madrid y París, es final y tristemente ejecutada por agentes y empresas de este País que sufren y padecen el denominado síndrome del colonizado.

Algunos de vosotros podéis pensar que esta afirmación es cuando menos ligera, pero tristemente dicho pensamiento-respetable para cualquier defensor de la libertad de expresión-es tan real como la vida misma.

Todo aquel que esté dentro del movimiento estatalista, soberanista e independentista nabarro, debe tener presente y ser consciente de la necesidad del total ejercicio de la libertad de expresión, pues ésta debe ser un pilar importantísimo para nuestra noble causa Patriótica, ya que en su total cumplimiento y práctica facilitaremos nuestra descolonización mental y nos acercaremos de forma irreversible a la liberación absoluta del Estado de Nabarra.

Enrique III de Nabarra frente a Henri IV de France y sucesores


Enrique III de Nabarra frente a Henri IV de France y sucesores

El Bearnés frente al Grande, al Justo y al rey Sol

Iñigo Saldise Alda

El Reino de Nabarra al norte del Pirineo, se mantuvo independiente hasta el año 1620; concretamente hasta la violenta e ilegal anexión al reino de Francia realizada por el Bourbon Louis XIII. Desde el reinado de Juana III de Nabarra, tanto la Tierra de Laburdi como la de Xiberoa, junto al Vizcondado del Biarno-Bearne y los condados de Foix, Bigorre, Albret, Gabardan y Nebouzan, pertenecían al Estado de Nabarra, como así lo atestigua que fuera el Regente y Lugarteniente General de las mismas por aquella época, el leal patriota nabarro Antonio de Agramont, conde de Gramont(1).

Su hijo Enrique, cuando era príncipe de Biana, junto a su hermana Catalina recibieron una educación de fuerte carácter humanista y conforme, en lo que se refiere a materia religiosa, a las creencias reformadoras de su madre Juana III de Nabarra, adquiriendo así una formación acorde con el Nabarrismo auténtico. Tras la muerte de su padre el rey de Nabarra y duque de Vedôme Antonio de Bourbon y Aleçon el día 10 de noviembre del año 1562, en el marco de la primera guerra de religión que asoló el Reino de Francia, los títulos nobiliarios de éste pasaron al joven príncipe de Biana, Enrique de Bourbon y Albret. La Casa de los Bourbon eran descendientes directos de San Louis IX, siendo por ello herederos de la casa de Valois, reinante en esos momentos en el Estado de France.

En el año 1572 la reina de Nabarra Juana de Albret y Valois-Angulema, fue envenenada en la Corte francesa de París por orden de su archienemiga la rrina madre de Francia Catalina de Médicis y la Tour d’Auvergne. Enterado de la noticia y tras ser coronado como rey de Nabarra en territorio del Estado Pirenaico, Enrique III de Nabarra entró en París junto a 900 caballeros nabarros vestidos de negro impoluto, color representativo los protestantes.

Enrique III de Nabarra se mostró partidario de continuar con el matrimonio concertado con la bella princesa de Francia Margarita de Valois y Médicis. Esta boda no contó con el apoyo del emperador de Roma o Papa, teniéndose que realizar en la puerta de la iglesia de Nôtre-Dame debido a las creencias reformistas de Enrique III de Nabarra.

En la noche de San Bartolomé del mismo año, los católicos franceses atacaron a los protestantes, tanto franceses como nabarros, esgrimiendo como escueta excusa la herejía y la defensa de la fe Católica. En total en el Reino de France, fueron brutalmente asesinadas unas cien mil personas, protestantes en su mayoría, y con ellos la inmensa totalidad del séquito de 900 nabarros del rey de Nabarra. El propio monarca nabarro fue hecho prisionero y forzado a convertirse al catolicismo, además de verse obligado a proclamar al catolicismo como religión única de todo el Reino de Nabarra, teniendo que permanecer de manera obligada en la Corte de París. Enrique III de Nabarra posteriormente consigue huir de París y de los católicos franceses.

Enrique III de Nabarra abjuró de la religión Católica nada más entrar el Reino Pirenaico y de inmediato se puso al mando de las tropas protestantes en la cuarta guerra de religión, que pronto se transformaría en la conocida como la guerra de los tres Enriques, que implicaba al propio rey de Nabarra, al nuevo rey de Francia y a el ultracatólico Henri I de Guisa y Este. Henri III de France, tras reconocer a Enrique III de Nabarra como heredero o sucesor al trono francés, muerió asesinado por un ultracatólico del partido de Guisa en el año 1589. La muerte del último Valois, permitió, en teoría, al rey de Nabarra convertirse en rey de Francia. Pero para poder lograrlo, Enrique III de Nabarra tuvo que mantener una guerra abierta contra la Liga Católica francesa encabezada por el partido de Guisa, el emperador de Roma o Papa y el rey de España Felipe II, que se negaban a reconocerlo como rey de Francia. En fases de este enfrentamiento Enrique III tuvo que retirarse al Reino de Nabarra, donde logró preparar un ejército que debería facilitarle el acceso al trono francés mediante la vía militar. En el año 1585, el Papa Sixto V, excomulga por hereje al que a la postre sería el último rey de Nabarra.

Las tropas protestantes franco-nabarras consiguieron algunas victorias, pero París consiguió resistir gracias al apoyo de las tropas españolas comandadas por Alejandro Farnesio. En el año 1593, el rey de Nabarra se convierte al catolicismo con el fin de obtener el trono de París, algo que se resumiría con una frase que falsamente se le atribuye, “París bien vale una misa”. Esta coronación no supuso la unión de los dos Estado o Reinos, ya que Enrique III de Nabarra y (Henri) IV de France mantuvo la independencia de Nabarra, cuyas Cortes legítimas estaban situadas en Pau, mientras que en Donapelau estaban los Estados Generales y se continúa acuñando la moneda del Reino Pirenaico independiente.

En el año 1598, Enrique III de Nabarra y (Henri) IV de France, firma la paz de Vervins con el Reino de España. En ese Tratado sobre el conflicto existente en Flandes entre los Reinos de Francia y España, el rey nabarro introdujo una clausura concerniente a la ilegal anexión de las tierras del sur del Pirineo por parte española, negándose claramente en ella, a legitimar el atropello militar español. Ese mismo año también realizó el Edicto de Nantes, donde se reconoce la libertad de religión en los Reinos de France y Nabarra, a semejanza del Manifiesto de los Gentileshombres y del Pueblo de Nabarra realizado treinta años antes por su madre Juana de Albret y Valois-Angulema, reina de Nabarra. Enrique III de Nabarra y (Henri) IV de France pretendía que el Edicto de Nantes se extendiese a los demás Reinos europeos, legalizando con ello el protestantismo y poniendo las bases definitivas para acabar con las guerras de religión en Europa, que en menos de un siglo habían costado millones de muertos.

Esta decisión le supone una nueva excomunión a Enrique III de Nabarra y (Henri) IV de France, por parte del emperador de Roma de turno. Enrique III casó en segundas nupcias con María de Médicis y Habsbuego-Jagellón en el año 1600. De esta unión nacería el futuro Louis XIII de Francia, el cual no fue educado según las condiciones existentes en el Fuero nabarro, ni presentado a las Corte nabarras, pasos obligados para ostentar el título de príncipe de Biana y así poder acceder al trono del Reino de Nabarra bajo elección determinada en el Preámbulo del Fuero del Biarno-Bearne realizado por Enrique II de Nabarra el Sangûesino, sino que recibió toda su educación católica en la corte francesa de Paris, concretamente de manos del Cardenal Richelieu.

En el año 1607 Enrique III de Nabarra y (Henri) IV de France deja escrito un testamento(2) en el cual queda bien claro que el Reino de Nabarra lo diferencia del Reino de France cuyo legítimo heredero es el delfín de Francia Louis de Bourbon y Médicis, pero también el el otorgaba la Tierra de Laburdi al Reino de France.

A finales del año 1608 Henri IV de France y (Enrique) III de Nabarra manda una comisión francesa encabezada por Pierre de Lancre y Jean d’Espagnet a la Tierra de Laburdi. Un año después y con la patente intención poner orden y acelerar la centralización francesa en esa tierra originariamente nabarra, Pierre de Lancre y Jean d’Espagnet no dudaron poner en práctica la inquisición francesa para solucionar “la brujería de los vascos” con el beneplácito de Henri IV de France y buscar también el final del litigio fronterizo existente con el Reino de España, más concretamente con Irun y Hondarribia.

A comienzos del año 1610, tras realizar una brutal escabechina contra los vascos de Laburdi, Pierre de Lancre deja bien claro y explícito que sus acciones eran aprobadas por el monarca francés Henri IV con la intención de asentar la frontera franco-española. Para ello construyeron fortificaciones como la de Sokoa, bajo organización militar, mientras que jurídicamente instauraron tribunales para la caza y el martirio de los brujos vascos.

El 14 de mayo del año 1610 el rey de France y de Nabarra, era asesinado en una calle de París por un jesuita, el ultracatólico François Ravaillac. . A pesar de ello el Reino Pirenaico mantuvo su independencia hasta el año 1620 sin llegar a elegir un nuevo rey o reina, cuando Louis XIII de France visitó las Cortes de Pau y restauró la religión católica en la totalidad del Reino de Nabarra prohibiendo la religión protestante, como la fe reformista Nabarra, en todos los Reinos bajo su dominio. Louis XIII de France, finalmente disuelve a sangre y fuego las Cortes y los Estados Generales de Nabarra ese mismo año y realiza el ilegal decreto de unión desde las Cortes de París. Así el Reino de Nabarra quedaba anexionado de forma ilegítima al Reino de France, y el Nabarrismo auténtico existente en los reyes nabarros desde los tiempos de Margarita de Nabarra era exterminado por un soberano francés, aplicándose la inquisición francesa y española en todas las tierras de Vasconia con el fin de sellar los Pirineos. En el año 1659, con el llamado Tratado de los Pirineos, gobernando Louis XIV en Francia y Felipe IV en España, se sellando las fronteras entre Gipuzkoa y Laburdi hasta la actualidad.

En el año 1714 se llevo a cabo el llamado Tratado de Utrecht. Dicho Tratado fue entre el rey Felipe de Borbón y Baviera V de España y el rey Louis de Bourbon y Austria (Haubsburgo) XIV de Francia; este último también se autotitulaba como III de Nabarra. En dicho Tratado el rey español renunció para él y para todos sus herederos a todos los Derechos sucesorios en Francia y en Nabarra en beneficio del delfín de Francia, el futuro Louis XV, mientras de Louis IV renunció a las tierras pertenecientes al Reino de Nabarra al sur del Pirineo.

NOTA

1. Conde de Gramont; Esta titulación ya era usada en el Reino de Nabarra. La propia reina Juana de Albret, III de Nabarra, utiliza esta titulación nobiliaria en la Cédula del 13 de noviembre del año 1565, donde da su aprobación de la gestión económica realizada por el señor de Agramont, Lugarteniente General y Regente del Reino de Nabarra, clave para las arcas reales existentes en Pau: “(…) querido y amado primo, Antoine, conde de Gramont, soberano de Bidache(…)”. Esto es debido al entroncamiento de la casa de Agramont y la de Guiche o Gixune. Estos últimos poseían el título de conde, otorgado por Carlos IX de Francia en el año 1543.

2. “(…) Y sin embargo la sincera afección que nosotros portamos hace nuestra muy querida y amada única, y el cuidado de pagar a nuestros acreedores a los cuales nosotros y nuestro predecesores reyes de Navarra y duques de Vedome habíamos vendido e hipotecado varias partes y porciones del patrimonio para poseer nuestra casa y futuro particular nosotros hemos retenido declarar esta unión; al contrario por nuestras cartas patentes del 13 de abril de 1590 hemos ordenado que nuestro dominio antiguo tanto de nuestro reino de Navarra, soberanía de Bearne y de Donezan, país bajo de Flandes que nuestros ducados, condados, vizcondados, tierras y señorías enclavadas en este reino fuese y permaneciese desunido, distraído y separado de nuestra corona de Francia sin poder entrar comprendido ni mezclado si no es ordenado más tarde, o que Dios nos halla hecho esta gracia de darnos linaje y quisiéramos poder y a este fin para no cambiar el orden y formas observadas en a conducta y mantenimiento de el nuestro dominio habíamos declarado nuestra intención que fuese llevado y administrado por personas distintas, así que como había estado antes de nuestro advenimiento a la Corona. Y sobre las dificultades que nuestra corte del Parlamento de París hacía de proceder a la verificación de dichas cartas.” Parlament de Paris A.N. Registre X1A-8646 Fº 43


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2025/10/04

El príncipe o la princesa de Biana

El príncipe o la princesa de Biana

Iñigo Saldise Alda

En la ciudad de Tutera-Tudela, concretamente el 20 de enero del año 1423, el rey Carlos III de Nabarra, que ha pasado a la posteridad como el Noble, instauraba el título de príncipe de Biana para su nieto, también llamado Carlos, legítimo heredero de su hija Blanca de Evreux y con vistas de salvaguardar el Reino o Estado de los nabarros, de las garras ambiciosas de su yerno, el infante aragonés de origen castellano Juan de Trastámara, el cual ha pasado a la historiografía nabarra como el Usurpador.

A día de hoy, podemos afirmar sin ningún tipo de duda, que este título originariamente nabarro también ha sido usurpado por la heredera al trono español, Doña Leonor de Borbón y Ortiz, siguiendo el ejemplo de su padre pues hizo lo mismo antes de ser rey de España Don Felipe de Borbón y Grecia.

De este acto se hace eco parte de la historiografía española, pues así lo menciona sin ningún tipo de pudor. Incluso algunos consideran a Don Jaime de Borbón-Dos Sicilias y Landaluce, como legítimo dueño del título de príncipe de Biana, ya que incluso se atreven a señalar a su padre Don Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Orleans, como el legítimo rey de todos los nabarros y nabarras, siguiendo para ello un falso y por tanto erróneo orden histórico de sucesión, el cual es tan ilegítimo como aquel que aportan aquellos que sostienen a Doña Leonor de Borbón y Ortiz como princesa de Biana.

A decir verdad, no han sido solo los miembros de la casa de Borbón quienes han suplantado de forma ilegal al verdadero poseedor o la verdadera poseedora del título del heredero o de la heredera a la Corona de Nabarra. Tras la invasión militar española, sin previa declaración de guerra del año 1512 y el asentamiento de la ocupación genocida española en las tierras nabarras del sur del Pirineo, la casa de los Austrias o Habsburgo, reinantes en el Reino de España e iniciadores de la colonización de los nabarros surpirenaicos, utilizó de forma ilegítima y sin ningún tipo de rubor, los títulos de rey de Nabarra y del príncipe de Biana, buscando con ello legitimarse ante un Pueblo nabarro derrotado y sometido, que sufría la terrible represión de la soldadesca española y la denominada Santa Inquisición, arma católica esencial e imprescindible para lograr el sometimiento de los nabarros surpirenaicos.

Volviendo a la casa de Borbón o originariamente Bourbon, concretamente a la rama de los Anjou a la cual pertenece Doña Leonor de Borbón y Ortiz, debemos repasar el Tratado de Utrecht realizado en el año 1714. Dicho Tratado fue entre el rey Felipe de Borbón, V de España y el rey Louis de Bourbon, XIV de Francia; este último también se autotitulaba como III de Nabarra. En dicho tratado el rey español renunció para él y para todos sus herederos a todos los Derechos sucesorios en Francia y en Nabarra en beneficio del delfín de Francia, el futuro Louis XV de Francia, el cual, a semejanza de su antecesor, también se autotituló como IV de Nabarra. Este Tratado nos indica, que en la guerra de sucesión española iniciada en el año 1833, ninguno de los pretendientes al trono español podía titularse como rey de los nabarros.

Legalmente el único miembro de la casa de Borbón que ha ostentado de forma legítima el título de príncipe de Biana, fue Enrique de Bourbon y Albret, que accedería al trono del Reino o Estado de Nabarra a la muerte por asesinato de su madre la reina Juana III de Nabarra.

Desde la instauración del título de príncipe de Biana, este tenía lo obligación de ser presentado y educado en la Corte del Reino independiente y soberano de Nabarra. Por ello, tras el asesinato de Enrique III de Nabarra y IV de Francia, los Estado Generales de Nabarra pidieron al hijo de este, el delfín de Francia y futuro Louis XIII, su presencia en la Corte de Pau; pero éste príncipe de Francia, bajo consejo del cardenal Richelieu, no solo se negó cumplir con su deber como heredero al trono de Nabarra, sino que además renunció al título de príncipe de Biana tanto para él como para todos sus sucesores, es decir, para cualquier rama de la casa de Borbón o Bourbon.

La bandera del Estado independiente y soberano de Nabarra

 


La bandera del Estado independiente y soberano de Nabarra

Iñigo Saldise Alda

"(…) en la delantera trescientos hombres de armas a pie con una bandera colorada con ciertas bandas de oro en ella a la cual todos aguardaban y juraron de no la desamparar…". Luís Correa, cronista español del duque de Alba. La Conquista del Reyno de Navarra, libro publicado en el año 1513.

Uno de los mayores problemas que acarrea para el imaginario político de una Nación, es el asentamiento de un poder imperialista extranjero. Más aún, además, si este es debido a una invasión militar y por consiguiente amparada exclusivamente en la violenta y la ilegalidad, ya que a continuación la maquinaria imperialista comienza con una brutal colonización de la Nación derrotada. Así, el ocupante cruel y colonizador, entre otras muchas tareas impositivas que comienza a desarrollar, ni que decir tiene que todas ellas van encaminadas indudablemente a buscar la sumisión de los vencidos, comienza sin demora alguna un continuado ejercicio de eliminación de los símbolos, enseñas, escudos, blasones, estandartes, pendones, banderas y demás, que han representado y representan a la Nación recientemente sometida y sojuzgada, llegando incluso el colonizador a modificar y cambiar dichos símbolos en post de su único y exclusivo beneficio imperial.

La Nación Nabarra, lleva muchos siglos sufriendo la maquinaria impositiva española y francesa. Ambos imperios, además, han contado con un gran colaborador en estas tareas. Este colaborador necesario ha sido y es el imperio del Estado Pontificio. De tal forma que la imposición es absoluta, tanto militar como clerical, del territorio de los nabarros y la reducción del mismo a lo que conocemos a día de hoy como la residual Comunidad Foral de Navarra.

La bandera del Estado de Nabarra dejó de ondear en los pocos castillos que se salvaron de la destrucción ordenada por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, español y genocida donde los hubiere. Es más, tras la rendición de la plaza Nabarra de Hondarribia en el año 1524, el estandarte colorado del Reino de Nabarra desapareció de todos los lugares nabarros del sur de los Pirineos.

Ante el resurgir de un sentimiento propio entre los nabarros de finales del siglo XIX y principios del XX, en el año 1910, Arturo Campión junto a sus compañeros de la Asociación Euskara de Nabarra, Hermilio de Oloriz y Julio Altadill, diseñaron siguiendo las directrices y enseñanzas de las normas heráldicas, la actual bandera para la Navarra residual, reducida y sometida, siendo esta aprobada ese mismo año por la Diputación Foral de la provincia española de Navarra. Esta bandera fue reinstituida posteriormente en el año 1982, al establecerse en la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de la provincia española de Navarra, con la especificación de que la bandera de la Comunidad Foral de Navarra, residual, reducida y sometida, es roja con el escudo en el centro.

A pesar de seguir las normas de la heráldica, estos importantes nabarros tomaron de manera equivocada para el escudo las legendarias cadenas de la batalla de las Navas de Tolosa del año 1212, coronado por la corona de la casa de los Borbón; la cual, aprovechando que el Arga pasa por Iruñea-Pamplona, no tiene ninguna legitimidad o Derecho, sobre el trono del Reino de Nabarra.

La leyenda dice que el rey de Nabarra, Sancho (VII) el Fuerte, tras romper las cadenas que ataban a los esclavos africanos entorno a la tienda de jefe árabe Miramamolim, que ciertamente servían para evitar su huida, siendo así abligados a combatir a las tropas cristianas para salvar sus vidas. Tras la victoria cristiana propiciada por la acción de el Fuerte, el valeroso rey nabarro cogió las cadenas y se las llevó como botín, incluyéndolas desde entonces en el escudo del Reino soberano de Nabarra, siempre si hacemos caso a la leyenda.

Lo cierto es que las cadenas aparecen en el escudo del ocupado Reino de Navarra varios siglos después, concretamente con la inquisitorial e impositiva Contrarreforma católica, que portaba bajo la manga el estilo barroco, todo ello cuando transcurría ya avanzado el siglo XVI y en el Reino soberano de Nabarra florecía el renacimiento humanista del nabarrismo integral con el escudo del carbunclo.

De vuelta a finales del siglo XX, en el DECRETO FORAL 206/1985, de 31 de octubre del B.O. de la Comunidad Foral de Navarra, nº 140, se realiza la aprobación de un nuevo diseño para un logotipo, que no escudo, para la C.F. de Navarra. Este diseño es realizado por el señor Ricardo Bermejo, propietario de la empresa con C.I.F. español, R. Bermejo Comunicación S.L. Este logotipo es muy utilizado en la actualidad por los diferentes organismos públicos existentes en la Comunidad Foral de Navarra. Eso si, dicho logotipo no es utilizado de manera oficial en la bandera de esta uníprovincial provincia española.

Este logotipo ha servido de inspiración para una bandera de Nabarra, la cual sin ninguna duda, podríamos encuadrarla dentro del movimiento soberanista. Lo cual no quita para afirmar que no sigue la normativa de la heráldica mundial y además, asimila de manera inconsciente la imposición de las cadenas, aunque estas queden disimuladas tras la aceptación del logo realizado por el señor Ricardo Bermejo. También podemos comprobar, la existencia de otra bandera dentro del ámbito del nabarrismo integral actual, la cual podríamos enmarcar dentro del arte minimalista. Esta es la fabricada por Nabarralde, que al igual que la anterior, la bandera creada por dicha empresa, no tiene ningún rigor heráldico e incluso me atrevo a afirmar sin ningún pudor, que tampoco cuenta con rigor histórico-político, algo que tal vez si tenía la primera bandera fabricada por dicha empresa.

Yo como seguidor acérrimo del Paradigma Nabarro, también del nabarrismo integral y amante de la historia de nuestra Nación y Estado de Nabarra, con este escrito intento mantener la memoria viva de aquella bandera colorada que aquellos trescientos valientes patriotas nabarros, en el año 1512, juraron no desamparar. Además debo decir con sinceridad, que poseo todas las banderas consideradas o encuadradas dentro del Movimiento Soberanista de Nabarra, y sigo las enseñanzas del mejor heraldista que ha existido dentro las reales fronteras del Estado de Nabarra, Jaime Albillos (in memoriam), siendo así de color roja la bandera real y oficial del Estado de Nabarra, con su escudo o armas blasonadas de gules (rojo), carbunclo cerrado pomelado en oro (amarillo), con una esmeralda sinople (verde) en forma de losange en abismo.

2025/10/03

El Estado soberano e independiente de Nabarra

 


El Estado soberano e independiente de Nabarra

Iñigo Saldise Alda

El último fin de semana del mes de septiembre del año 2025, junto al DIARIO DE NOTICIAS, pudimos comprar la espléndida y muy completa obra Atlas del Reino de Navarra de Eneko del Castillo, dicho libro editado por Pamiela. Un trabajo encomiable con una precisión magnífica en los numerosos y coloridos mapas, tanto de Vasconia, Reino de Pamplona, Reino de Nabarra y sobre la extensión de la lingua navarrorum o euskara. Además cuenta con los aportes historiográficos políticos bien resumidos y algunos apuntes del genial jurista nabarrro Tomás Urzainqui Mina.

En dicha faena se explica brevemente los avatares del Reino soberano de Nabarra al norte del Pirineo, por ello me he puesto a realizar este trabajo sobre tan importante tema para el soberanismo nabarro.

A pesar que la retirada total de las tropas de Carlos I de España de la Tierra de Ultrapuertos, no ocurrió hasta el año 1530, las legítimas Cortes o Estados Generales de Nabarra se reunieron con antelación en Donapaleu. Esta reunión se realizó a petición de Enrique II de Nabarra y tuvo lugar en el año 1527, llegando a ostentar esta localidad bajonavarra la capitalidad del Reino soberano e independiente de Nabarra, cinco años después de la derrota nabarra de Amaiur.

Tras el año 1530, desde el Estado de Nabarra libre al norte del Pirineo, se sucedieron varios intentos diplomáticos que buscaban la recuperación de las tierras ocupadas por los españoles. En ese contexto, el rey de Nabarra, Enrique II el Sangüesino, lo intentó mediante la concertación del matrimonio de su hija, la princesa de Biana Juana de Albret, con el hijo del emperador Carlos I de España, el príncipe de Asturias y Girona Felipe. La perspectiva esperanzó tanto a los nabarros sometidos del sur del Pirineo, donde incluso los beaumonteses de Iruinea-Pamplona, que cohabitaban en unas Cortes ilegales con un Virrey español, por ende extranjero al frente, prepararon un memorandum en el año 1540. En él se detallaba claramente cuáles eran las tierras arrebatadas por los españoles y que debía reclamar el rey nabarro, además de las cinco Merindades ocupadas en su totalidad desde el año 1522:

Quanto a lo que pertenesce a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja, hasta el holmo de Burgos; como por la sepultura que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parescen las armas de Navarra; anssí como en Logroño y en otros lugares y de poco acá se han borrado...”

La Corte nabarra y con ello la capital del Reino, fue situada en Pau por Enrique II y Maragita de Nabarra, donde como en brillante Florencia, se crearon numerosos cenáculos y academias de simbología cabalística y de hermenéutica, donde se enseñaron las artes y la filosofía neoplatónica, gracias principalmente a la labor de la reina Margarita de Nabarra, algo que no ocurrió en los territorios nabarros del sur del Pirineo, donde la inquisición española realizaba auténticos estragos y los magníficos castillos habían sido destruidos por orden del cardenal español, Francisco Jiménez de Cisneros.

Durante el reinado de Enrique II, el Estado independiente de Nabarra vio como sus formidables fortalezas se transformaron en auténticos palacios Renacentistas y además el Reino era un lugar de acogía para todos los refugiados humanistas y reformistas, los cuales eran perseguidos en el resto de Europa.

La Corte humanista de Pau se llenó de escritores, filósofos, pensadores, artistas y arquitectos, siendo la reina Margarita de Nabarra la mayor inspiración posible del movimiento evangelista, el cual se había asentado firmemente en el Reino de Nabarra.

Incluso la propia reina de Nabarra, considerada por muchos la primera mujer moderna en la historia de la humanidad, escribió numerosas obras literarias, entre ellas podríamos destacar Las soledades de Margarita de Navarra, obra de teatro que se desarrolla en un contexto íntegramente pirenaico, el magistral poema Las prisiones de la Reina de Navarra o la inacabada Heptameron, obra de erótica femenina, donde incluso llega a mofarse de los defectos del macho.

No es casualidad que durante el reinado de Enrique II y Margarita de Nabarra, se escribiera el primer libro en euskara o lingua navarrorum. Esto ocurrí en el año 1545, y dicho libro lleva por título Linguae Vasconum Primitiae, siendo su autor el nabarro Bernart Etxepare, elevándose así el idioma propio del Estado de Nabarra, al rango de literario.

La entrada de la Reforma en el Reino de Nabarra, donde ya se había formulado un tipo de Estado moderno, basadas sus instituciones políticas y jurídicas en el Derecho pirenaico, fue de una manera muy paulatina y equilibrada, buscando con ello acabar con el despotismos eclesiástico del Vaticano, enemigo histórico de los nabarros.

Esto ocurre durante el reinado de Juana III de Nabarra, que a pesar de ser educada a la francesa debido al secuestro que llevó a cabo su tío Francisco I de Francia, continuo y acentuó, aún más si cabe, la labor Navarrista de su madre.

Durante el reinado Juana III, el Estado de Nabarra continuó con la obra de modernización de las fortalezas, y se introdujo definitivamente la Reforma, equiparable concretamente al anglicanismo, en el Estado Pirenaico, tras fracasar unas negociaciones con el estado Vaticano, donde la Reina de Nabarra, buscaba la total restitución territorial del Estado vasco, con la restitución de todas las tierras del sur del Pirineo ocupadas por los españoles.

Así Pau, capital del Estado Pirenaico, se convirtió en uno de los principales centros de reformistas exiliados, que se sumaban a humanistas y a renacentistas, mientras que inquisidores y jesuitas tenían prohibida su entrada al Reino de Nabarra soberano e independiente. Incluso se realizó la traducción del Nuevo Testamento de la Biblia al euskara; dicho trabajo fue realizado por el nabarro Joannes de Lizarraga tras mandato de la mismísima Juana III de Nabarra y siendo editado en el año 1571.

Este periodo de Renacimiento en el Estado Pirenaico, donde los nabarros libres cultivaron el humanismo, la igualdad y el amor por la libertad, se podría definir con una frase de un famoso autor inglés, cuyo nombre es William Shakespeare. Dicho escritor, en una de sus magistrales obras, concretamente en una del año 1594, que lleva por título Trabajos de amor perdidos , nos dejó la siguiente frase para la posteridad, la cual no se podría a ver dicho de no existir un Estado soberano e independiente de Nabarra:

Navarra será la admiración del Mundo”

La coronación de Enrique III de Nabarra, como rey de Francia, no supuso la unión de ambos Reinos, ya que Enrique III de Nabarra y IV de Francia, mantuvo la independencia de Nabarra, cuyas Cortes legítimas estaban situadas en Pau, mientras que en Donapelau aún se continúa acuñando la moneda del Reino Pirenaico.

En el año 1598 se firmó la paz de Vervins entre el Reino de Francia y el Reino de España, sobre el conflicto que mantenían en Flandes; el rey nabarro introdujo una clausura concerniente a la anexión de las tierras nabarras del sur del Pirineo por parte española, negándose claramente en ella, a legitimar el atropello llevado a cabo por el español Fernando II de Aragón, al cual conocemos los nabarros como el Falsario.

Ese mismo año se realiza el Edicto de Nantes, donde se reconoce la libertad de religión en Francia y Nabarra, a semejanza del Manifiesto de los Gentileshombres y del pueblo de Nabarra realizado treinta años antes por su madre Juana de Albret, III de Nabarra. Enrique III de Nabarra y IV de Francia pretendía que el Edicto de Nantes se extendiera a los demás Reinos o Estados europeos, legitimando así el protestantismo y poniendo las bases definitivas para acabar con las guerras de religión en Europa, que en menos de un siglo habían costado millones de muertos. Esta decisión le supone una nueva excomunión a Enrique III de Nabarra y IV de Francia, por parte del Papa de Roma.

Enrique III de Nabarra y IV de Francia casó en segundas nupcias con María de Médicis en el año 1600. De esta unión nacería el futuro Luis XIII de Francia, el cual no fue educado según las condiciones existentes en el Fuero nabarro ni presentado en las Cortes nabarras, paso obligado para ostentar el título de príncipe de Biana y así acceder al trono del Reino de Nabarra, sino que recibió su educación católica en la corte francesa de Paris, de manos del Cardenal Richelieu.

En el año 1607 Enrique III de Nabarra y IV de Francia decidió no incorporar al Reino o Estado de Nabarra a la Corona de Francia.

El 14 de mayo del año 1610, el rey de Nabarra y Francia, era asesinado en una calle de París por un jesuita llamado François Ravaillac. A pesar de ello, el Reino Pirenaico mantuvo su administración e intendencia hasta el año 1620, cuando Luis XIII de Francia entró a sangre y fuego en las Cortes de Pau, restaurado a continuación la religión católica en el Reino de Nabarra y prohibiendo la religión protestante en todos los Reinos bajo su dominio.

Luis XIII de Francia disuelv militarmente las Cortes de Nabarra ese mismo año y realizó el decreto de unión desde las Cortes de París. Así el Reino de Nabarra quedaba anexionado de forma ilegítima al Reino de Francia y el Navarrismo existente en los reyes nabarros desde los tiempos de Margarita de Nabarra, era exterminado por un soberano francés, completándose así, la tarea empezada por los castellanos en el año 1054 y continuada por los españoles en los años 1512 y 1521.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma

"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"

"Aberri askearen alde jende librea jaiki"

"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"

Navarre shall be the wonder of the world

by WILLIAM SHAKESPEARE

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

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©NABARTZALE BILDUMA 2011

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